
Adiós Skype, querido amigo
Hay herramientas que son mucho más que eso. Son testigos silenciosos de nuestras historias, nuestras conquistas y hasta de nuestros fracasos. Skype no fue solo una aplicación de videollamadas; fue un puente en medio de océanos, una ventana encendida en la madrugada, una voz clara en tiempos de incertidumbre. Fue, para Civicos Networking, un compañero leal de viaje durante los momentos más decisivos de nuestra historia.
En una época en la que la conectividad internacional era todavía limitada, inestable y cara, Skype nos ofreció algo revolucionario: la posibilidad de reunirnos sin importar el lugar del mundo donde nos encontráramos. Fue gracias a esta herramienta que logramos coordinar proyectos simultáneos entre América, Europa, África y Asia. Aquellas llamadas interminables, muchas veces de madrugada, cruzando husos horarios y culturas, nos permitieron construir una red sólida de trabajo, donde la distancia nunca fue un impedimento para sentirnos un equipo verdaderamente unido
Skype fue la plataforma donde surgieron ideas que nos empujaron hacia la innovación. Fue el espacio donde se tomaron decisiones clave, donde se escucharon risas y también silencios necesarios. Fue ahí donde nacieron amistades que han perdurado más allá del tiempo y los proyectos. Cada conversación, cada "¿me oyes?" seguido de un "ahora sí", era una forma de tejer comunidad en la era digital emergente. Nos apasionamos, gritamos y triunfamos, y también nos despedimos, lloramos y nos acompañamos.
Desde Civicos le debemos mucho. Skype nos ayudó a crecer, a ser más rápidos, más eficientes, más humanos incluso donde la globalidad se imponía dando sentido a nuestro nombre. Nos enseñó que el calor de una conversación no depende de estar en la misma sala, sino de la voluntad de escucharnos y encontrarnos, aun desde la pantalla de un portátil con cámara borrosa y micrófono rudimentario.
Ahora que Microsoft anuncia el cierre definitivo de la aplicación que revolucionó las comunicaciones a distancia, no podemos evitar sentir una mezcla de nostalgia y gratitud. Porque Skype, en su sencillez, fue parte de nuestros días más intensos. Y como todo buen compañero, merece una despedida digna.
En Civicos no decimos simplemente "adiós", sino "gracias". Gracias, Skype, por acompañarnos en la construcción de lo que hoy somos. Tu legado vive en cada plataforma que se levantó sobre tus hombros, en cada nueva forma de comunicarnos que ayudaste a imaginar.
Seguimos conectados, seguimos adelante. Pero con el recuerdo intacto de aquel tono de llamada inconfundible que, durante años, fue el comienzo de todo. Nos diste mucho, Skype: hasta siempre querido amigo.